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El sector sigue tocado, las cifras de 2013, según datos aportados por AFEC, volvieron a mostrar su lado más prosaico: el mercado de enfriadoras registró un descendo del 11% con respecto a 2012. Pero las sensaciones parece que son algo diferentes en este inicio de 2014, sobre todo por la incidencia de los aspectos normativos en eficiencia energética y la importancia creciente del mercado de renovación de equipos.
Las enfriadoras aportan una solución eficiente, con un encaje en todo tipo de aplicaciones y ofrecen a la vez eficiencia, fiabilidad y rentabilidad
La situación actual del refrigerante R-22 -prohibido a partir del 1 de enero de 2015 según la normativa RC RCE 2037/2000- también está ayudando al crecimiento del mercado de reposición. Un fabricante apunta a que el mix obra nueva-renovación (80-20) ha dado un giro por completo y ahora el mix de nuevas instalaciones representa un 20% y el de renovación ya está en un 80%.
Lo cierto es que las enfriadoras aportan una solución eficiente, con un encaje en todo tipo de aplicaciones y ofrecen a la vez eficiencia, fiabilidad y rentabilidad. Su versatilidad convierte a las enfriadoras en equipos que pueden climatizar centros comerciales, oficinas, hoteles, instalaciones industriales, centros de proceso de datos, industrias de alimentación, etc.
La tendencia hacia la eficiencia energética es otra de las variables más destacadas del mercado, si bien un fabricante que nos ofrece su opinión cree que todavía no se ha tenido en cuenta la importancia del control HVAC, algo que es común en Estados Unidos y el resto de Europa.
Uno de los mercados más dinámicos en renovación y modernización de instalaciones está siendo el hotelero. Son muchos los establecimientos que están cambiando sus máquinas de climatización dada la obsolescencia de sus equipos.
Otro aspecto a destacar es la aprobación del Real Decreto 1042/2013 que ha introducido la ecotasa a los refrigerantes con potencial de efecto invernadero, es decir, todos los refrigerantes usados a día de hoy en climatización, lo que supone un incremento de hasta un 50% en el mantenimiento de instalaciones. Este impuesto impactará de un modo definitivo a la hora de elegir el proyecto más eficiente y con menor contenido en gas refrigerante, lo que beneficia a las soluciones de agua.
