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El mercado de la biomasa térmica mantiene sus perspectivas de crecimiento en 2015. Acaba de celebrarse la feria Expobiomasa en Valladolid, un certamen que muestra el interés creciente de un sector que, según el Observatorio Nacional de Calderas de Biomasa (ONCB), promovido por Avebiom, prevé un crecimiento del 25% este año.
Ciertamente los productos de biomasa, tanto calderas como estufas, están creciendo a buen ritmo. Su instalación resulta especialmente óptima en el medio rural y en localizaciones de mayor crudeza climatológica. A su favor juega también la apuesta ecológica que supone su implantación. Según la Asociación Española de Fabricantes de Estufas, Chimeneas y Cocinas para Combustibles Sólidos (AEFECC) un aumento en tan solo un 10% de los hogares del medio rural con calefacción por biomasa procedente de la leña supondría reducir la “factura energética” anual de España en casi 540 millones de euros.
Actualmente tan solo el 35% de los hogares españoles tienen como principal fuente de calefacción la biomasa frente a países como Austria donde alcanzan casi el 70%.
El uso de sistemas de calefacción que funcionan con biomasa ayudaría a reducir la dependencia energética de España notablemente. Actualmente, según Eurostat, nuestra dependencia es del 70,05%, siendo la media europea del 53,2%.
Y otro factor importante para reducir esa dependencia es el hecho de que en España sólo utilizamos el 36,5% de la biomasa aprovechable.
Lo cierto es que, según la opinión de algunos fabricantes, una variable a tener en cuenta en el mercado doméstico es el precio del gasóleo. A mayor bajada del combustible, menores ventas; a mayor subida, crecimiento. En cualquier caso, el mercado sigue teniendo perspectivas favorables.
La tendencia al alza es más favorable en calderas de alta potencia, dirigidas a grandes consumidores de combustible. En este caso, la imagen de sostenibilidad pesa mucho a la hora de apostar por una caldera de biomasa.