Termos eléctricos: El mercado se sostiene por la reposición y busca mayor eficiencia energética

Uno de sus mayores enemigos es la subida del precio de la electricidad, pero ni siquiera ese factor juega demasiado en su contra porque a su favor tiene ventajas innegables: es un producto de precio competitivo, fácil manejo y sencilla instalación.

Lo cierto es que el termo eléctrico juega en la Liga de la reposición, un mercado sin apenas dientes de sierra, que en momentos de bonanza como mucho experimenta ligeros crecimientos.

Al ser un sector muy competitivo, con muchos actores presentes en el mercado, las marcas se afanan por elevar el nivel de exigencia, la innovación y la calidad del producto. En ese sentido resulta fundamental hablar de la apuesta por la eficiencia energética, que además resulta fundamental por las nuevas exigencias de la ErP, que establecen a partir del mes de septiembre de 2017 la "C" como etiqueta mínima exigible para estos productos. La tendencia hacia la eficiencia energética será cada vez mayor, lo que redundará en un producto que irá ganando más atractivo.

Alguna marca también destaca en el producto la resistencia envainada y la versatilidad en la instalación que hace que pueda ser colocado tanto en posición vertical como en horizontal. El hecho de que la resistencia no esté en contacto directo con el agua alarga la vida útil del producto.

Un fabricante apunta a cómo reducir el consumo energético y lo hace apelando a estas variables: minimizar la pérdida de calor por el aumento del espesor del aislamiento térmico con mejores características tales como la densidad o el coeficiente de conductividad térmica, la integración de control electrónico inteligente, el control del consumo de la corriente de agua caliente y optimización del rendimiento del depósito según el comportamiento del consumidor, y por último, la introducción de tecnologías modernas para el calentamiento de agua mediante el ciclo de Carnot en lugar del efecto de Joule-Lenz.