Termómetro

Los últimos meses, tanto los de primavera como los de verano, han sido muy buenos para la actividad instaladora. La gráfica se ha situado en la anotación y en la previsión en un 6,3, el mejor registro de todo el año 2022. La buena marcha del turismo, la temporada alta de reformas y el calor, que ha disparado la instalación en el segmento de climatización, han sido los factores que más han favorecido la buena marcha del mercado. Pero el verano ya ha finalizado y ahora queda ver qué sucede en un otoño que se prevé mucho más complicado.

La actividad económica no decae pese los nubarrones económicos que se ciernen en el horizonte y los que ya están sobre nuestras cabezas. La crisis energética, la inflación y la situación geopolítica tras la invasión de Ucrania no se han trasladado aún a la microeconomía, o al menos, a muchas de las actividades económicas. La llegada del buen tiempo y del calor, la necesidad de reformas en los hogares y la mejora de la actividad turística son factores que, al menos a día de hoy, pesan más en el balance positivo. La anotación es de un 6,0, igual que la previsión.

La actividad instaladora parece de momento ajena a la situación económica y geopolítica. Por fortuna, la crisis energética y de materias primas, además de la derivada de la crisis generada por la invasión de Ucrania, no ha tenido una repercusión demasiado elevada sobre el trabajo de los profesionales. Aún quizá sea pronto para evaluar qué puede significar esta suma de factores negativos en el devenir diario de las empresas instaladoras y en el sector en general, pero el paso de los meses nos dará la verdadera medida de todo ello.

Ni la sexta ola de la pandemia, ni las fiestas de Navidad, ni el alza de las materias primas, ni siquiera el hecho de que el invierno esté siendo extraordinariamente cálido han hecho mella sobre la actividad instaladora. Si los meses de noviembre-diciembre situaron el índice en un 6,3, en el inicio de 2022, en la previsión de enero-febrero, la actividad vuelve a marcar la misma media. Todavía no se sabe el impacto que tendrá el conflicto en Ucrania y su repercusión en la economía europea y mundial, para eso habrá que esperar al siguiente Termómetro.

La actividad instaladora ha vuelto a crecer en los meses de septiembre-octubre hasta marcar el máximo del año 2021. La llegada del frío ha activado antes de lo previsto la puesta en marcha de las calefacciones, lo que ha generado más trabajo para las empresas. Además, los diversos Planes Renove puestos en marcha por las Comunidades Autónomas también han ayudado a dinamizar el sector. El único borrón que se puede poner en la actual coyuntura es que las empresas siguen necesitando mano de obra cualificada que no encuentran.

El verano mantuvo el buen tono en la actividad instaladora. Los meses de julio-agosto marcaron la misma anotación que los dos precedentes. Temporada alta de climatización, de reformas y de turismo, en un año que ya se pareció algo a lo que era la vida antes de la pandemia. Lo cierto es que, pese a los nubarrones que se ciernen en el horizonte, en forma de subida de las materias primas y crisis energética, de momento la micro economía se mantiene a flote. La previsión de las asociaciones de instaladores sigue siendo optimista y la nota ha subido más aún, hasta situarse en un 6,4.

Los últimos meses han servido para confirmar que la actividad instaladora vuelve a estar en los niveles previos a la pandemia. Se ha reactivado el trabajo pendiente que dejó el Covid-19, pero además la llegada de la primavera y los primeros compases del verano siempre suponen más actividad en reforma de viviendas y locales. Este año, además, se activó el turismo de un modo notable en zonas de costa, lo que también animó el sector con la apertura de nuevo de hoteles y apartamentos. Además, el verano fue caluroso, lo que animó las ventas en aire acondicionado.

La actividad instaladora se encuentra en plena remontada. Los meses de marzo-abril y la previsión de mayo-junio apuntan al optimismo tras abandonar los momentos más duros de la crisis. La economía y la mejora de la situación sanitaria han provocado cierta alegría en el consumo, que tiene su traslación a todos los sectores. Ha llegado el calor, es temporada alta de climatización y de efectuar reformas en las viviendas, muchas de las cuales llevan meses paradas por la situación provocada por el Covid-19.

El inicio de 2021 parece animar a cierto optimismo. La situación sanitaria ha mejorado como consecuencia del inicio del proceso de vacunación y la nueva mirada de los usuarios hacia el confort en el hogar sigue siendo tendencia, por lo que el sector de la instalación ha entrado en una situación de estabilidad, pero con tendencia al crecimiento en los próximos meses. Dentro de poco tiempo llegará el calor, se dispararán las reformas en viviendas y es de esperar que sectores más afectados por la crisis, como retail, restauración y hoteles, vuelvan a despertar.

La actividad instaladora cerró con una media aceptable el año 2020, un ejercicio particularmente complejo como consecuencia de la pandemia que llegó a nuestras vidas como un tsunami a partir de marzo. El tiempo se detuvo entonces, pero afortunadamente la apertura gradual de la vida de nuevo tuvo su reflejo en el mundo económico. El teletrabajo y la nueva mirada hacia el confort en el hogar significaron más trabajo en nuestro sector, también la llegada de la temporada de calefacción en un invierno particularmente frío y de temporales extremos.