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Desde la Asociación de Empresas del Sector de las Instalaciones y la Energía (Agremia) se insta a los gobiernos del Ayuntamiento y la Comunidad que se formen a no olvidar que una de las medidas de sus programas era la eliminación de las viejas calderas de carbón y la progresiva sustitución de las de gasóleo.
“Nuestra percepción es que todos los partidos están convencidos de que es una medida necesaria, aunque cuestión distinta es que dicha convicción se transforme en actuaciones concretas que favorezcan el resultado”, piensa Emiliano Bernardo, presidente de Agremia. “Lo que sí es una realidad es que la principal fuente de contaminación ambiental que puede afectar a la calidad del aire interior de los hogares, es consecuencia del uso de combustibles sólidos, como el carbón, por lo que urge la eliminación de las calderas en las comunidades de vecinos”, remarca.
El presidente de Agremia es consciente de que en 2020 no se eliminarán las calderas de carbón todavía existentes, “dado el número de salas que aún se encuentran en funcionamiento, y la reticencia que existe aún en algunas comunidades de propietarios a cambiar el sistema de calefacción”. “No obstante”, continúa, “debería lograrse a lo largo de la próxima legislatura, combinando una campaña de información dirigida a los propietarios, y medidas legales que impongan esta obligación acompañadas de ayudas a las comunidades que deban afrontar dichas inversiones”.
Según los últimos cálculos de Agremia, y tras las últimas ayudas del plan Renove de la Comunidad de Madrid, todavía quedan unas 300 salas de carbón repartidas entre la capital y la región. Y más de 8.000 calderas de gasóleo.
Bernardo recuerda, asimismo, que la mejor época del año para sustituir este tipo de calderas por otras más eficientes es el verano, porque los equipos dejan de estar en funcionamiento y no ocasionan molestias a los vecinos. Asimismo, transformar las calderas de gasóleo y carbón significaría reducir en aproximadamente 38.200 toneladas las emisiones de CO2, mantienen en Agremia.
Entretanto, casi cuatro millones de muertes prematuras al año en el mundo tienen su origen en la contaminación del aire procedente de los hogares, indica Naciones Unidas. “Un dato alarmante si tenemos en cuenta que en 97 países, el 85% de las viviendas ya tienen acceso a fuentes de energía más limpias y, sin embargo, aún 3.000 millones de personas las que continúan utilizando combustibles sólidos para calentarse”, destacan desde Agremia.