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El 70% del agua que se consume en los hogares españoles se utiliza en el cuarto de baño, en actos tan cotidianos como darnos una ducha, lavarnos las manos o los dientes o “tirar de la cadena”, según datos de la fundación Aquae recogidos por Geberit.
El baño es el lugar íntimo donde realizamos nuestra higiene diaria y, para ello, gastamos una gran cantidad de agua. Darse una ducha rápida de cinco minutos supone un gasto de 100 litros de agua; un gesto tan cotidiano como lavarnos las manos al llegar a casa, o los dientes antes de dormir, 1,5 litros -que pueden llegar a 30 litros si no cerramos el grifo-. Pero también gastamos agua cuando “tiramos de la cadena”, hasta 10 litros en cada uso.
Por ello, la tecnología se ha puesto al servicio de la sostenibilidad, promoviendo un cambio de paradigma hacia un baño inteligente caracterizado por la eficiencia en el consumo. De ahí el desarrollo de soluciones que permiten reducir a la mitad el volumen de descarga de la cisterna del inodoro y consiguen un ahorro de más de 6.000 litros de agua al año.
Precisamente, ahorrar esta cantidad -suficiente para llenar una piscina familiar- es posible con cisternas empotradas que se activan con pulsadores de doble descarga de última generación, capaces de rebajar a tan sólo 3 litros el agua utilizada en cada uso. También los modelos de pulsadores con volumen de descarga interrumpible permiten al propio usuario decidir cuánto caudal de agua quiere gastar cada vez que utiliza el inodoro.
Pero el ahorro de agua no solo debe centrarse en las cisternas, existen otras soluciones tecnológicas como los grifos electrónicos inteligentes, que detectan la presencia del usuario y se activan con un sensor infrarrojo, lo que resulta muy práctico y, sobre todo, muy eficiente ya que también permite controlar el consumo de agua.