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A día de hoy, se conoce que la principal vía de contagio del Covid-19 es aérea. Si bien las gotículas más grandes del virus se depositan rápidamente y deben eliminarse exclusivamente con rigurosas medidas de higiene, las más pequeñas pueden mantenerse suspendidas largas horas en el aire, según los más recientes estudios científicos.
Un interior mal ventilado puede suponer un gran foco de contagio. Una persona adulta exhala de sus pulmones en condiciones normales de reposo un volumen de aire equivalente a 10m³ en unas dos horas y media. Esto es un volumen de aire compartido con el resto de personas en la misma habitación, que también respiran el mismo aire. Si este aire no se renueva, la capacidad de infección se multiplica. Estos datos refuerzan la necesidad de instalar sistemas de renovación de aire en todo tipo de edificios.
Para afrontar esta realidad, el pasado mes de junio, el Gobierno hizo pública una guía sobre el uso de sistemas de climatización y ventilación para prevenir la expansión del virus, dirigido a los profesionales técnicos del sector. En dicha guía, se establece que el parámetro más importante es la renovación del aire y se describen varias recomendaciones a seguir para la prevención de contagios y el protocolo en caso de positivos.
¿Cómo utilizar los sistemas de ventilación durante la época de Covid-19?
En primer lugar, y para prevenir posibles contagios, se recomienda incrementar la entrada del aire del exterior, con el objetivo de disolver las partículas del virus. Si el edificio no dispone de ventilación mecánica, se recomienda favorecer la apertura de ventanas accesibles.
De este modo, la climatización y ventilación de edificios se ha convertido en una prioridad para las instituciones, que siguen luchando para terminar con esta pandemia mundial que empezó a principios de año y que parece seguirá presente, como mínimo durante los próximos meses.