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La compañía ha cedido los conductos de climatización y ventilación para ‘La Fàbrika’, la nueva escuela de fabricación digital que la fundación ha inaugurado en Cornellà de Llobregat (Barcelona).
Darwin llegó a España desde su Bolivia natal hace una década, con apenas 8 años. Se sentía perdido y su adaptación al nuevo entorno escolar fue muy complicada. Joan pasó los primeros 9 años de su vida en República Dominicana. Sus padres eligieron España como un país en el que encontrar nuevas oportunidades laborales, pero al terminar la ESO, y con un largo expediente de fracaso escolar, no quería continuar con sus estudios. Natalia es española y nunca se sintió cómoda en el sistema educativo tradicional. Se sentía incomprendida por compañeros y profesores y “completamente fuera de lugar en su instituto”. Abandonó en 4ª de la ESO.
El sistema educativo español está repleto de casos como los de Darwin, Joan y Natalia que terminan con una formación incompleta, sin título y con un complicado futuro laboral tras su fracaso académico. Afortunadamente, no ha sido el caso de estos tres jóvenes que encontraron en la Fundación El Llindar esa ‘escuela de nuevas oportunidades’ que da nombre a su proyecto y con la que Ursa ha empezado a colaborar.
La compañía ha cedido sus conductos de climatización y ventilación Ursa AIR InCare para ‘La Fàbrika’, la nueva escuela de fabricación digital que la fundación ha inaugurado en Cornellà de Llobregat (Barcelona) y estudia nuevas vías de colaboración, en materia de formación, con la dirección del centro.
“Acompañamos y proponemos itinerarios educativos a medida de cada uno de los jóvenes que llegan hasta aquí. No nos gusta hablar de alumnos difíciles o en riesgo de exclusión, simplemente son jóvenes que no han encajado en la propuesta educativa tradicional y que necesitan una alternativa para retornar al sistema formativo, entrar al mundo laboral. Queremos acompañar a cada uno de ellos en su camino de transición hacia la vida adulta”, explica el responsable de ‘La Fàbrika’”, Jordi Miramon.
Pero, además, de una buena oferta formativa que va desde una ESO personalizada y flexible, hasta a una Formación Profesional Especializada (Nivel 2). En esta escuela se quiere estar al lado de jóvenes que han tenido una experiencia de aprendizaje complicada y acompañarlos en el proceso para construir un futuro profesional.
“Cuando nuestro director general, Ramón Ros, y yo conocimos este proyecto y a sus responsables, supimos desde el primer momento que queríamos implicarnos, en la medida de nuestras posibilidades. Esta colaboración, no es una simple donación de material, nos gustaría formar parte de estas nuevas oportunidades que El Llindar está ofreciendo a cientos de jóvenes”, manifiesta Marina Alonso, Marketing Manager de Ursa.
En los últimos cinco años, 461 alumnos han pasado por las aulas de El Llindar en sus diferentes itinerarios formativos y aulas taller. Imagen personal, restauración, automoción o fabricación digital son algunas de las competencias profesionales de cada sector que los alumnos pueden adquirir.
Un altísimo porcentaje ha finalizado su formación y ha podido integrarse con éxito en el mercado laboral, aunque para Jordi Marimon, “cuando las historias que atesoran estos jóvenes han sido de fracaso y dificultad, el verdadero éxito es ayudarles a descubrir su camino, que salgan adelante y que este espacio que hemos construido entre todos, con la ayuda de empresas y colaboradores como Ursa, sea un lugar en el que todos nosotros podamos aprender y construir”, finaliza.
Un espacio de nuevas oportunidades en el que Joan, que quiere ser fresador, Natalia a la que le interesa el sector de la construcción y Darwin, que ya domina la impresión digital en 3D puedan cumplir sus sueños.