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Conoce los consejos de Greenice para elegir las luces led más adecuadas dependiendo del uso iluminación residencial, comercial o industrial.
El flujo luminoso es un factor a considerar cuando se seleccionan las fuentes de luz para iluminar estancias, especialmente las de tipo LED. Este artículo profundiza y ayuda a comprender este concepto, cómo se mide y su relación con la potencia para hacer buenas elecciones que mejoren la calidad de la iluminación y optimicen la eficiencia energética.
Aunque se trata de un concepto clave en el mundo de la iluminación y a menudo se menciona en las especificaciones de los productos utilizados para hacerlo funcionar, los consumidores no siempre comprenden completamente el término flujo luminoso. Por este motivo, lo mejor es empezar por aclarar el término y entender su importancia.
El flujo luminoso, que se mide en lúmenes (lm), es la cantidad total de luz visible que emite una fuente de luz en todas las direcciones. Hace referencia a la capacidad de un objeto luminoso para alumbrar un espacio y es un dato especialmente relevante para evaluar la eficacia de las lámparas y bombillas existentes en el mercado, especialmente en el caso de la iluminación LED. Hay que diferenciarlo de la potencia eléctrica, pues en este caso no mide el consumo de energía, sino que se centra en la salida de luz y proporciona una idea más acertada de cuánta luz realmente se genera.
El flujo luminoso permite determinar la efectividad de una fuente de luz en diferentes tipos de aplicaciones. Por ejemplo, en un ambiente residencial, para crear un entorno acogedor y agradable, resulta esencial elegir una luz con bajo flujo luminoso, mientras que, en un espacio industrial, se requieren altos niveles para que la iluminación sea la adecuada en las diferentes áreas de trabajo.
Este concepto también está directamente relacionado con la eficiencia energética. Las luces LED son conocidas por su capacidad para ofrecer un alto flujo luminoso con un bajo consumo de energía, siendo una opción ideal para quienes quieren reducir el consumo eléctrico sin renunciar a una buena iluminación.
El flujo luminoso en las luces LED se mide en lúmenes y normalmente se indican en el mismo embalaje del producto. De este odo, los consumidores tienen la posibilidad de comparar entre los diferentes objetos que tienen el mismo propósito lumínico antes de adquirirlos, ajustando la compra a sus necesidades.
La eficiencia energética de una luz se establece por la relación existente entre la potencia (medida en vatios, W) y el flujo luminoso. Este concepto recibe el nombre de eficacia luminosa y se expresa en lúmenes por vatio (lm/W). Las luces LED son reconocidas por su alta eficacia luminosa, pues producen una gran cantidad de luz con un consumo de energía menor si se comprara con otro tipo de bombillas más tradicionales, como las incandescentes o las fluorescentes.
De este modo, para comprenderlo mejor, una bombilla incandescente de 60 W emite alrededor de 800 lúmenes, mientras que una luz LED que emita el mismo flujo luminoso tan solo consumirá entre 8 y 10 W. Esto se traduce a un menor consumo de energía y una importante reducción en el impacto medioambiental, así como en la factura mensual de electricidad.
Como se comentaba con anterioridad, a la hora de elegir las características de la iluminación hay que tener en cuenta el uso que se le va a dar.
De este modo, se presentan varios ejemplos en relación a su aplicación.
Iluminación residencial
En este contexto, para iluminar una sala de estar de tamaño medio, creando una atmosfera acogedora, se recomienda un flujo luminoso de entre 1.500 y 3.000 lúmenes en total, empleando diferentes lámparas LED y distribuyéndolas por diferentes zonas con la intención de crear distintos ambientes.
Iluminación comercial
Para estos lugares, la iluminación debe ser mucho mayor de modo que los consumidores puedan apreciar bien los productos. Una tienda, por ejemplo, requiere una iluminación más brillante que haga resaltar los artículos y cree un ambiente atractivo. El flujo luminoso adecuado en estos entornos está entre los 5.000 y los 10,000 lúmenes o más, dependiendo de los metros del establecimiento.
Iluminación industrial
Aquí la calidad de la iluminación va a influir directamente en los resultados y la precisión de los trabajos. En una fábrica o taller, se necesita una visibilidad óptima y es habitual emplear luces con un flujo luminoso de 20.000 lúmenes o más. Este tipo de luminarias LED industriales han sido diseñadas específicamente para proporcionar un alto nivel de luz mientras mantienen una buena eficiencia energética.
En definitiva, el flujo luminoso es esencial para elegir la iluminación adecuada según las necesidades de cada espacio, de manera que comprender su medición y su relación con la eficiencia energética optimiza el consumo y la calidad de la luz, adaptándola a los diferentes usos y necesidades.